04 mayo 2010

Quinto Septimio Florente


¿Querés manipular a alguien? Mantenélo en la ignorancia .Monopolizá su atención ejerciendo la máxima presión para que perciba solo una porción del todo, aislandolo del contexto. O sobrecargalo de información, que las opiniones que escuche sean tan contradictorias y frecuentes que no pueda formar la propia y termine empujado por la marea, que ya tiene una corriente predeterminada.

En gran medida todos somos expuestos a diario a estos manejos.En alguna medida (solo en una pequeña y por descuido...espero) todos los practicamos alguna vez.

En lo personal lucho con esa marea de afuera y mi propia sudestada interior de querer acaparar, de torcer libertades y doblegar voluntades.De verdad no es con mala intención, pero hay daños que lastiman mas allá de la intención.

Por eso busco minimizar los riesgos y evitar los descuidos.

Toda la vida me prepare para esto, pero jamás es suficiente. Un observador desprevenido no hallaría diferencias.En un café, en una plaza, caminando por la costa o en la playa, de día, de noche o madrugada, mil veces mate de por medio; la situación es casi idéntica. Un tema delicado, un problema, las dudas, el dolor. Ahogar el grito de conocer lo que los sacaría de allí y el reproche de haberlo dicho antes. Porque de a poco voy aprendiendo a decir solo lo que les puede servir y que los monólogos interesantes se terminaron cuando guardaron el peluquín de Tato.










Hoy estas acá. Te veo grande y te siento niño. Todo es igual y a la vez no.

Abro las ventanas a mi alrededor, busco aire fresco, que la atmósfera sea agradable. Por eso lo miro a los ojos (me doy cuenta que hace poco ¡tan poco! debía bajar la vista y ahora casi tiene mi altura). Los mismos increíbles ojos de su madre. Igual de verdes, igual de límpios.Me pueden por igual.

Hablamos.Lo escucho. Quiero saber. Quiero aprender. Quiero entender su mundo paralelo y distinto. Tan real para él y complejo para mí. Desconocido.


Algo guardado en mi corazón de aquellos otros encuentros me hace tener paz y ahuyenta el temor, y es saber que al hablarles a ellos, te estaba hablando a vos. Te ví sentado frente a mí, lejos tu hogar. Te escuche herido por la traición y lloramos juntos por tu equivocación. Me enoje y te acuse sin medir tu aflicción ... y me arrepentí.


Hablamos. Lo escucho. Me toma de la mano y me lleva a pasear por las veredas de su universo. Pienso en lo extraño de no verlo cuando queda en la misma calle que el mío. De esto aprendo para aquietar la sudestada interior y caminar a su lado. La Vida nos envuelve y abriga del viento helado del mar.

Hablamos de crecer y madurar.Hablamos de emociones y de sentir. Hablamos de respeto y libertad. Hablamos de sexualidad.

Hablo sin manipular. Las ventanas estan abiertas. Te escucho sereno, contando sin temor. Y vuelvo a repetir los Principios eternos una vez más. Se que te pueden guiar. Se que van a ahorrarte dolor. Veo a tu Angel guardián. Se que puede cuidarte mucho mas allá, donde el camino te espera bifurcado en dos. O en más. Donde crecen los manzanos hambrientos de tu inocencia y tu libertad.

Por eso voy a limpiar los caminos, a mantener los puentes, a liberar los accesos para que puedas llegar a mi cuando lo necesites. Para que recuerdes siempre en los años por venir que tu casa es tu lugar, donde podés ser vos sin mas, donde hablamos todo con respeto y no hay temas prohibidos.Y por sobre todo, donde conociste a ese Jesus que todavia sigue preparando a sus amigos cansados, desayunos a orillas del mar.



“No debemos avergonzarnos en hablar de lo que Dios no se ha
avergonzado en crear”.

Q. S. F. Tertuliano (160-220)





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