30 agosto 2010

Le creo a Laura

" El gran desafío del siglo XXI para el cristianismo es el de la credibilidad y no tanto la defensa de la verdad. Necesitamos de personas que sepan callar cuando otros hablan, o que hablen cuando sea necesario hacerlo; que prefieran caminar cuando otros corren; que amen más el silencio que el alboroto de los escenarios.

Necesitamos de cristianos que no se embriaguen con el poder, no amen el dinero y no busquen la (vana) gloria humana.
Solamente así la fe cristiana volverá a ser referencia de valores eternos, y no motivo de escarnio."

Ricardo Gondim (Traductor Gabriel Ñanco )



La gente esta cansada de nuestros argumentos. Aún los que buscan saciar su sed de lógica y razón empuñando con destreza las armas del pensar profundo.
Entre aquellos que asaltan los muros añosos de las historias sagradas, buscando y encontrando resquicios en nuestra exégesis soberbia y limitada, muchos anhelan ver, descubrir algo más que nuestro oficio de guardianes de un Dios que jamás pretendió ser defendido.
La gente desconfía de nuestras manifestaciones, desde un evento multitudinario hasta las apreciaciones que hacemos en una charla informal.
Y no tiene que ver siquiera con que duden de la veracidad o precisión de lo que decimos.
Las autenticas intenciones que nos impulsan , y aún las formas del proselitismo religioso impiden que lleguen a considerar esos aspectos.Por eso creo que no se puede enunciar el postulado "Esta es una sociedad que vive de espaldas al mensaje cristiano" cuando esta expuesto a él de una manera tan mezquina.
La gente no estima el mensaje si primero no puede creer en nosotros, en que nuestro interés es genuino y no una especie de asistencialismo místico a la espera de algún rédito a cambio. Me revela el hecho de ver como se hace mercaderías de las almas y como las expresiones de amor y compromiso quedan ancladas, cautivas de las plataformas y púlpitos, sin lograr pasar el umbral de los templos.

En palabras mucho mas sabias, Jesús María Castillo lo expone de esta manera :


Una de las cosas que mas me impresionan, en la lectura del relato del lavado de pies en el evangelio de Juan, es que Jesús,
primero, les lavó los pies a los discípulos (Jn 13,1- 11); y después , les explico lo que había hecho (Jn 13 ,12-20 )
Posiblemente, muchas veces hemos leído este relato y no hemos caído en la cuenta de lo que entraña (...) este relato nos viene a decir cómo "actuaba" y cómo "hablaba" Jesús. Era una forma de vida tan sencilla de explicar como difícil de realizar. Una forma de vida que, se reducía nada más y nada menos que, a esto: Jesús, ante todo, hacía lo que tenía que hacer; y después, explicaba lo que había hecho. Lo que iba por delante era su ejemplo de vida. Y sólo después de eso, les decía a los demás por qué vivía de aquella manera y por qué hacía las cosas que hacía.
La fuerza de la palabra (hablada o escrita) está en su equivalencia con hechos de vida, con realidades vividas, que se explican mediante la palabra. En esta vida hay demasiados maestros que enseñan lo que otros han vivido, no lo que viven ellos. Sobran predicadores de nada, repetidores de ideas, defensores de sus propias manías, intolerantes que no paran de repetir sus propias intolerancias. Por el contrario, es muy difícil encontrar personas que dicen: "yo vivo así, he hecho o hago esto, y lo hago por esto....".
Sólo cuando la vida es transparente, cuando no hay que ocultar nada, cuando podemos ir diciendo lo que vivimos, cómo lo vivimos y por qué lo vivimos, sólo entonces la palabra tiene una fuerza irresistible.







Jueves por la noche. El pasaje me es familiar como tal vez lo sea para muchos de los que lean estas líneas. La voz amable y cálida, tiene la sinceridad y los modos de aquellos que habitualmete no leen en público. Un hilo de nerviosismo en la lectura va desapareciendo a medida que estos versos llenan el aire de significado :

" El que habita a la sombra del Altísimo,
vivirá bajo el amparo del que todo lo puede
.
Le diré yo a Dios: Tu eres mi esperanza y mi castillo (...)
No temeré el terror de la noche
Ni la epidemia que se extiende en la oscuridad
Ni la mortandad que en medio del día destruya (...)


Dice Dios: por cuanto en mi ha puesto su amor
yo también lo libraré ...
Me invocará y yo le responderé
Con él estaré en la angustia, lo libraré
y lo saciaré de larga vida
y le mostraré mi salvación ."

Libro de los Salmos, capítulo 91

Hacia el final del párrafo estoy envuelto por completo en la vida y el sentido de estas palabras. Vuelvo a descubrir la esencia que brota de ellas, la profundidad absoluta que guardan en su simpleza. Laura agrega alguna frase, un comentario breve a su lectura pero ya no la escucho. Quizás ahora esté prestándole real atención.
Su serena claridad me entibia el pecho, su voz no impostada; esta libre de los vicios retóricos de los que abusan los predicadores. Los principios eternos son una fruta madura en sus labios y nos convida esa saciedad de la que disfruta su alma.
Vuelvo a escuchar a Dios, evidente, limpio, sin muecas crispadas ni incitaciones estudiadas para enfatizar " la verdad ", el afán de cazar adeptos para su fe, no ha contaminado sus motivos. Laura no sabe de eso y tampoco lo necesita , no está tratando de vender nada, no participa en una cruzada contra agnósticos y ateos, esta ajena al fanatismo , a los fraseos religiosos que son recurso gastado para conmover a los que escuchan.

Y yo le creo.Le creo a la fe de una mujer que en plena lucha por su vida , me regala, generosa; el fundamento que puede mantenerla firme en las tierras donde el corazón desnudo, queda expuesto a la inclemencia de la incertidumbre y el dolor.
La autoridad de esta joven nace de la credibilidad que me genera su gorro de lana que además del frío de Agosto que aun se hace sentir en la costa, busca disimular los efectos de la quimioterapia.

Le creo y por eso estoy dispuesto de buen grado a escucharla.




2 comentarios:

  1. excelente...
    no hay mas palabras para agregar...
    el q tiene ojos para leer... entenderá
    :)

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  2. Muy profundo y a la vez inspirador....stoy sin palabras porque acaso tal vez necesitaba leer sto para darme cuenta q yo también necesito hacerme una limpieza de esos vicios de vez en cuando. Pienso que la primer aludida, he sido yo. Gracias Jose Luis.

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