20 octubre 2009

Otro cielo

Caserío de los alrededores de la ciudad.Techos bajos de tejas, chalecitos de piedras y mucho todavía en construcción.Los arcos del potrero nos ven pasar en silencio, resistiendo orgullosos, de pie en los baldíos. Por las calles engranzadas se respira la vida del barrio.
A las dos de la tarde, el sol amaga pero no alcanza a disimular el frío salino del sur.Llegamos.
De fondo, un rumor de juegos, corridas y risas.Escucho las voces de los chicos.
La maestra nos recibe entre incrédula e incómoda.Se sorprende al vernos, no creyó que vendríamos. Ensaya una disculpa.
- Todavía no hable con la directora...
-No se preocupe, solo queríamos acercarnos y dejarle personalmente un programa con lo que podemos ofrecerle. Nos gustaría que pueda contar con nosotros para lo que la escuela necesite.
Parece calmarse, pero aún desconfía.
Hace unas semanas encargo una tarea a sus alumnos.
Una chica lo comentó en su casa y la mamá como siempre ayudo un poco.El tema de investigación era la compleja problematica de adicciones y violencia en la adolescencia.El trabajo llamo la atención del docente.
Y así, naturalmente, sin forzar la situación, sin pensar en provocarla, las puertas se abren y acá estamos.Mirta (mamá), Beto (pastor), Hugo (responsable del proyecto) y yo (?).




La puerta abierta del aula nos deja ver guardapolvos inquietos, cabezas que se estiran hacia afuera, conjeturan, adivinan. Rápidamente nos olvidan y vuelven a su mundo.¿Podremos alcanzarlos, seguiremos las señales que nos dejan para encontrarlos?
Es una propuesta simple : principios claros y presentaciones flexibles.
Una charla en el aula interactuando con los chicos.
Jornadas de capacitacion con los docentes.
Y la mas ambiciosa y efectiva ; un trabajo en conjunto entre padres, alumnos y maestros. Material impreso, proyecciones, obras cortas y coreos.
L a seño nos sondea. Interroga. Nos estudia.
Se va convenciendo que no venimos a venderle nada (-Nada de religión- le había adelantado a la madre).
Intuye,y ella sabe de eso, que hay algo más que información para compartir.Tal vez no pueda definirlo, pero percibe que es bueno.
El colegio, justo enfrente de la sociedad de fomento, donde cientos de pibes se refugian, olvidan carencias por un rato,se cobijan , se nutren, sueñan; engendra en sus clases y recreos, el mundo que viene.
Miro el cielo.Un Molina Campos genuino colgado de nubes ligeras.
Me gusta. Pocas veces recuerdo triste a un cielo.
Conozco algunos.
Caminando de la mano con Claudia es el nuestro, y con risas; el de mis hijos corriendo.El de la costa, espumoso y fresco.El que nos mira asomado a la ruta, amaneciendo en los puentes del norte.
Y hoy se me agrega este patio de cielo que acuna el murmullo de los chicos que juegan.
Nos despedimos veinte minutos después con la aprobación docente y una promesa de vernos pronto.
Subimos al auto, soñamos, sonreímos. Acá estamos.Después de los errores y el tiempo encontramos la veta.La sal se derrama.
No estamos haciendo nada para afuera.Estamos siendo afuera.
Acá estamos, saliendo de la aldea.
























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